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lunes, 20 de junio de 2011
Granada es de Primera.
Treinta y cinco años después el Granada vuelve a colocarse entre los grandes del fútbol español. Los de Fabri se llevaron el gato al agua en un partido sin vuelta de hoja, a cara o cruz, al empatar a un gol ante el Elche en el Martínez Valero en el choque de vuelta de la final de la promoción de ascenso a la Liga BBVA. El nigeriano Ighalo adelantó al conjunto andaluz en la primera mitad tras una excelente jugada individual. A nueve minutos de la conclusión Xumetra logró el empate final a placer tras un despiste general de la zaga visitante. El resultado de empate a cero registrado en el choque de ida da el ascenso a los visitantes por el valor doble de los goles marcados fuera de casa. El árbitro anuló un gol legal al Elche en la primera mitad que, a la postre, pudo resultar decisivo.
Tal y como se esperaba, ambos equipos comenzaron el partido enchufados y haciendo gala de una presión asfixiante sobre su rival ejercida con la máxima contundencia posible. No dejar pensar al contrario fue el principal objetivo de los dos contendientes, que protagonizaron sus primeras aproximaciones al área rival con rápidos contragolpes que acabaron en nada víctimas de la precipitación, de la tensión y de los nervios iniciales. Con el paso de los minutos, ambos equipos se dieron un respiro y dejaron claras sus intenciones. Los de Bordalás ganaron la batalla física y psicológica y lograron instalarse en la línea de tres cuartos llegando a incomodar a Roberto y su defensa en varias ocasiones, mientras que forzaron a los andaluces a buscar segundas jugadas con balones largos a Dani Benítez.
Una perfecta colocación de la línea defensiva bastó al Granada para contener las embestidas ilicitanas en un partido con alternativas en la iniciativa y sin un dominador claro. Con mucho esfuerzo, los rojiblancos lograron zafarse de la presión local y adelantaron posiciones pacientemente. Al borde de la media hora de juego Dani Benítez dejó solo a Ighalo ante Jaime tras una asistencia rebosante de precisión. El delantero nigeriano tuvo la suficiente sangre fría para quitarse de encima hasta tres rivales para subir el primer gol al marcador con una jugada digna de enmarcar. El Elche, lejos de venirse abajo con el mazazo recibido, siguió en sus trece en busca del gol llevado en volandas por su afición.
El esfuerzo de los de Bordalás obtuvo su merecido botín a poco menos de diez minutos para la conclusión de la primera mitad, pero fue ahí cuando el colegiado catalán Miranda Torres y uno de sus asistentes hicieron de anfitriones de la siempre desagradable polémica. El trencilla anuló el tanto conseguido por Pelegrín por un fuera de juego inexistente que rompía Nyom de forma clara. Así, se llegó al descanso con ventaja mínima para el Granada, resultado injusto por los méritos contraídos por unos y otros durante los primeros cuarenta y cinco minutos.
Tras el intermedio, el partido no perdió ni un ápice de la intensidad mostrada en el primer acto. Elche y Granada se negaron en rotundo a tomarse un respiro y continuaron poniendo todo sobre el césped. El conjunto local era consciente de que era su turno y de que eran ellos los que estaban obligados a apretar y meter una marcha más al encuentro para buscar la remontada y no quedarse en la orilla. Los alicantinos siguieron intentándolo ante un rival que ya había decidido confiar todas sus opciones ofensivas a su rápido contragolpe. Mientras tanto, Bordalás movió ficha desde el banquillo con el objetivo de dar mayor profundidad a los suyos.
Pese al dominio local, era previsible que el gol llegara en cualquiera de las dos porterías. El acoso al que los ilicitanos sometieron a su rival obtuvo constantes respuestas con varias ocasiones claras, productos de los vertiginosos contragolpes del conjunto nazarí con Dani Benítez e Ighalo como principales protagonistas. A ocho minutos de la conclusión Xumetra logró empatar a placer ante un despiste generalizado de la zaga rojiblanca. La igualada deparó unos minutos finales más cargados de tensión aún si cabe que los vividos desde el pitido inicial. Los de Fabri pelearon con uñas y dientes para mantener las tablas que le daban el ascenso y los de Bordalás buscaron su segundo tanto hasta la extenuación. El Granada asciende a la Liga BBVA treinta y cinco años después por el valor doble de los goles marcados fuera de casa.
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